La procrastinación del sueño se ha convertido en un fenómeno cada vez más común y, a pesar de que el cuerpo nos pide descanso, preferimos sacrificar horas de descanso por querer aprovechar el final del día para hacer aquello que no hemos podido durante la jornada. Ya sea viendo una serie, mirar las redes sociales o simplemente revisar correos, este hábito, aparentemente inofensivo, puede tener efectos negativos a largo plazo en nuestra salud física y mental.
Retrasamos la hora de acostarnos buscando un momento de disfrute personal
Aunque parece un pequeño "escape", este hábito puede afectar profundamente nuestra salud y productividad a largo plazo. A menudo, el cansancio acumulado por no dormir lo suficiente se traduce en falta de concentración, estrés y menor eficiencia en el trabajo. Cambiar la procrastinación del sueño por un descanso reparador puede transformar tanto nuestra capacidad de concentrarnos como nuestra creatividad y motivación.
Aquí te dejamos algunas formas de hacer ese cambio y mejorar el rendimiento de tu equipo:
- De “solo un episodio más” a la hora de la desconexión. En lugar de quedarnos atrapados en una maratón de series, podemos dedicar los últimos 20-30 minutos del día a algo que realmente nos relaje: leer un libro, escuchar música tranquila o practicar una pequeña rutina de respiración. De este modo preparamos nuestra mente y cuerpo para un descanso profundo y reparador.
- Del “scroll” sin fin, a limitar nuestro tiempo en pantalla. En lugar de pasar los minutos antes de irnos a la cama mirando las redes sociales, podemos comprometernos a apagar los dispositivos 30 minutos antes de acostarnos. Dejar las pantallas de lado nos ayuda a relajarnos evitando la exposición a la luz azul justo antes del momento de acostarnos.
- De trabajar hasta el agotamiento a establecer nuestra "hora de descanso obligatoria". En lugar de seguir trabajando hasta caer rendidos, podemos establecer una "hora de descanso obligatoria" cada noche. Esta será nuestra señal para dejar el trabajo atrás y dedicar el tiempo restante a nuestra rutina personal, ya sea para relajarnos o disfrutar de algo que nos guste. De este modo, nos aseguramos de que estamos priorizando el descanso y el autocuidado para comenzar el día siguiente con energía renovada.
- De "solo 5 minutos más" a reconocer el valor del descanso. En lugar de retrasar la alarma para dormir unos minutos extra a la mañana siguiente, podemos reconocer que lo realmente importante es acostarnos a una hora adecuada. De esta manera, nuestro cuerpo recibe el descanso necesario y evita el sueño fragmentado que nos pueden pasar factura durante nuestra productividad diaria.
- De "pensar en lo que queda por hacer" a hacer un cierre mental. En lugar de quedarnos dándole vueltas a las tareas pendientes para el día siguiente, podemos dedicar unos minutos antes de dormir para escribir una lista rápida, organizando nuestras prioridades. Este simple hábito nos ayudará a organizarnos y a liberar estrés evitando que las preocupaciones nos sigan a la cama.