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Mujer leyendo frente a un lago

Slow living en verano: cómo bajar el ritmo y priorizar el descanso sin sentir culpa

Vivimos a toda velocidad, atrapados entre agendas, correos y notificaciones. Incluso en vacaciones sentimos la presión de exprimir cada minuto y llenar los días de planes. Pero descansar no es perder el tiempo, sino al contrario, bajar el ritmo puede ser justo lo que necesitamos para reconectar con nosotros mismos y cuidar de nuestro bienestar.

“El slow living mejora la calidad del sueño y reduce el estrés”

Eso es el slow living, una forma de vida que nos invita a parar un momento, a prestar atención a lo que hacemos y a recuperar el equilibrio que muchas veces perdemos por las prisas. Lejos de ser una moda, bajar el ritmo de vida mejora la calidad del sueño, reduce el estrés, refuerza las defensas y ayuda a prevenir trastornos relacionados con el agotamiento. El verano y las vacaciones son el escenario perfecto para empezar.

Aquí van algunas ideas, diferentes y sencillas, para ponerlo en práctica:

  • Escribe lo que sientes, sin filtro. Parar unos minutos para expresar nuestras emociones y pensamientos por escrito es una herramienta sencilla, pero muy eficaz para reducir el estrés y aclarar la mente. Escribir para nosotros mismos nos ayuda a procesar emociones, mejorar el estado de ánimo y disminuir la ansiedad, favoreciendo así un descanso mental más profundo y reparador.
  • Recupera la historia que no pudiste terminar. Leer despacio, sin la presión de acabar rápido, nos invita a practicar la atención plena y a disfrutar del momento presente. La lectura pausada nos permite desconectar del ajetreo constante de estímulos digitales, contribuyendo a reducir la fatiga mental y mejorando la calidad del sueño. Dos aspectos clave para nuestro bienestar general.
  • Prueba una nueva habilidad artística. Pintar, dibujar o tocar un instrumento sin buscar resultados concretos activa nuestro cerebro y fomenta la liberación de endorfinas. Esto ayuda a disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, generando una sensación de calma y equilibrio emocional que necesitamos para un verano más tranquilo.
  • Incorpora pequeños momentos de desconexión digital. Apagar el móvil o reducir el uso de pantallas durante ciertos ratos del día para evitar la sobreestimulación constante, puede ayudarnos a mejorar nuestra concentración y favorecer un descanso más profundo y consciente, al reducir la cantidad de estímulos que llegan a nuestra mente.

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