6 DE CADA 10 ESPAÑOLES CONSIDERA QUE SU LÍDER NO SE PREOCUPA POR SU SALUD MENTAL Y BIENESTAR

La transformación digital, los cambios sociales y la creciente complejidad de los entornos organizativos han redefinido lo que se espera de quienes ejercen funciones de liderazgo. En este escenario, la presión constante, la sobrecarga, el impacto post-pandemia y los modelos de trabajo híbrido o remoto configuran un contexto desafiante que afecta al bienestar de los equipos. Hoy más que nunca, la forma en que se lideran las organizaciones puede marcar la diferencia entre la sostenibilidad o el desgaste colectivo.
¿Cómo se percibe el liderazgo?
Según el Cigna International Health Study, el 61 % de las personas en España considera que su responsable directo no se preocupa por su salud mental ni bienestar. Este dato pone de manifiesto la urgencia de repensar los estilos de liderazgo, promoviendo prácticas más humanas, empáticas y centradas en las personas. Las nuevas generaciones buscan líderes que escuchen, acompañen e inspiren. Se valora la construcción de entornos laborales más inclusivos, emocionalmente equilibrados y donde la comunicación sea una herramienta de conexión y no solo de gestión. Sin embargo, solo el 37 % de los empleados valora positivamente su entorno profesional actual.
6 estrategias para fortalecer el bienestar en el entorno laboral
Ante este contexto, los expertos de Cigna Healthcare proponen una serie de recomendaciones para promover un liderazgo consciente, participativo y orientado al desarrollo integral de los equipos:
1. Potenciar la cultura del feedback constructivo.
Fomentar espacios seguros de diálogo —como las reuniones uno a uno— permite compartir inquietudes, aprendizajes y metas. Invertir en habilidades de comunicación y establecer canales claros de retroalimentación fortalece los vínculos y mejora la cohesión del equipo..
2. Desarrollar las soft skills.
Competencias como la empatía, la escucha activa, la gestión emocional o la resolución de conflictos resultan fundamentales para liderar desde la cercanía. Además de contribuir a un mejor clima dentro del equipo, potencian la colaboración y la capacidad de adaptación ante el cambio.
3. Crear espacios para el aprendizaje continuo.
El acceso a talleres, mentorías o charlas inspiradoras permite reforzar tanto las habilidades técnicas como las socioemocionales. Esto favorece la formación de liderazgos más conscientes y de equipos más resilientes, contribuyendo a la atracción y fidelización del talento.
4. Incluir indicadores de clima laboral y bienestar en evaluaciones.
La incorporación de métricas relacionadas con niveles de motivación, percepción del liderazgo, estrés o satisfacción general permite anticiparse a situaciones que puedan afectar el ambiente laboral. Herramientas como encuestas breves o cuestionarios de clima resultan claves para detectar oportunidades de mejora.
5. Generar un compromiso emocional profundo.
La alineación de metas individuales y colectivas con un propósito que trascienda lo económico motiva y genera un compromiso más significativo. Las nuevas generaciones valoran la contribución a causas sociales, humanas y medioambientales, y manifiestan el deseo de que sus actividades laborales tengan sentido.
6. Incorporar la diversidad y la inclusión como pilares estratégicos.
La valoración de las diferencias en experiencias, culturas, edades y formas de pensar enriquece a cualquier equipo. Una inclusión auténtica no solo impulsa la innovación y la creatividad, sino que también fortalece el sentimiento de pertenencia y la capacidad de adaptación.