EL 65% DE LOS ESPAÑOLES RECONOCE NO SEGUIR UNA DIETA EQUILIBRADA Y SU MICROBIOTA INTESTINAL SE PUEDE VER AFECTADA

Es habitual que aumente el consumo de comidas copiosas, grasas o ultraprocesadas, junto con una mayor ingesta de bebidas alcohólicas y gaseosas. A esto se suman las altas temperaturas, que pueden provocar deshidratación, afectando el tránsito intestinal y alterando el equilibrio de la microbiota.
Una microbiota alterada incrementa la probabilidad de sufrir molestias digestivas como acidez, inflamación abdominal, gases o estreñimiento. Además, la reducción de la actividad física y los cambios en los horarios habituales pueden agravar estos problemas durante la época estival.
Importancia de la microbiota intestinal en la salud
Según la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPYP), la microbiota intestinal representa más del 70% de los microorganismos del cuerpo humano y desempeña funciones esenciales para la salud digestiva y general.
Los cambios en los hábitos alimenticios y de vida pueden debilitar esta microbiota y disminuir su diversidad, afectando negativamente a la funcionalidad del sistema digestivo. De acuerdo con el Cigna Healthcare International Study, solo el 35% de la población adulta en España afirma seguir una dieta equilibrada. Entre los mayores de 60 años, esta cifra aumenta ligeramente al 38%.
Esta realidad cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta que, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023 las enfermedades del aparato digestivo fueron la principal causa de hospitalización en España, por delante de las enfermedades cardiovasculares o respiratorias.
6 consejos para proteger la salud digestiva durante el verano
Mantener una microbiota intestinal equilibrada favorece la respuesta inmunitaria, la protección frente a contaminantes y toxinas, y mejora la eficacia de las intervenciones nutricionales. Por ello, los expertos de Cigna Healthcare recomiendan adoptar ciertas medidas sencillas para proteger la salud digestiva también durante el verano:
1. Hidratación para un intestino saludable.
Es esencial aumentar el consumo de agua debido a la mayor pérdida de líquidos por sudoración. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomiendan entre 2 y 2,5 litros diarios para mujeres y entre 2,5 y 3 litros para hombres. También se aconseja incorporar alimentos ricos en agua como sandía, pepino o tomate.
2. Consumir más alimentos ricos en fibra.
Frutas, verduras, legumbres y cereales integrales contribuyen al tránsito intestinal y nutren a las bacterias beneficiosas del intestino. La fibra ayuda a producir ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, con efectos antiinflamatorios. La fibra soluble, en particular, ayuda a prevenir el estreñimiento.
3. Probióticos y prebióticos, aliados imprescindibles.
Los alimentos fermentados (como yogur, kéfir o chucrut) aportan probióticos, microorganismos beneficiosos para la microbiota. Los prebióticos, presentes en alimentos como la alcachofa, el plátano o la cebolla alimentan a estas bacterias buenas y favorecen su diversidad.
4. Ejercicio y salud intestinal.
Actividades como caminar, nadar o montar en bicicleta se asocian con un mejor tránsito intestinal y una microbiota más diversa. Además, el ejercicio contribuye a reducir el estrés, un factor que también influye en la salud digestiva.
5. Limitar grasas y procesados para proteger la flora.
Una dieta rica en productos procesados, grasas trans y azúcares simples puede desequilibrar la microbiota. Se recomienda optar por alimentos frescos y saludables, como el aceite de oliva virgen extra, que aporta beneficios cardiovasculares y antioxidantes.
6. Estrés y equilibrio intestinal.
El estrés crónico puede afectar la microbiota y aumentar la permeabilidad intestinal. A su vez, una microbiota alterada puede intensificar los síntomas de ansiedad. Técnicas como meditación, yoga o mindfulness, junto con una buena higiene del sueño y momentos de desconexión, pueden mejorar el bienestar digestivo.