EL 67 % DE LOS EMPLEADOS ESPAÑOLES ADMITE RECURRIR A LA ALIMENTACIÓN EMOCIONAL PARA MANEJAR EL ESTRÉS O LA ANSIEDAD EN EL TRABAJO

Cigna Healthcare España presenta su estudio “Hábitos alimentarios en el entorno laboral”
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Foto de varias ensaladas

Pasar muchas horas en el trabajo no solo impacta en la productividad o el estrés, también condiciona directamente lo que se come y cómo se come. Aunque cada vez hay más conciencia sobre el papel de la alimentación en la salud física y mental, la realidad en muchas oficinas es otra: prisas, jornadas maratonianas y falta de organización que empujan a decisiones poco saludables.

A pesar de ello, muchas personas tienen dificultades para dormir bien. Según el Cigna International Health Study, que más de la mitad de la población española experimenta interrupciones frecuentes durante el sueño, lo que puede derivar en trastornos como el insomnio crónico, que afecta aproximadamente a un 10 % de la población.

El estudio “Hábitos alimentarios en el entorno laboral”, elaborado por Cigna Healthcare España, revela cómo el entorno laboral influye en la dieta de los empleados y qué consecuencias puede tener esto tanto a nivel individual como organizativo. Los resultados muestran una relación directa entre estrés, mala alimentación y un menor bienestar general.

Comer por ansiedad, una de las consecuencias del estrés laboral

Una de las principales conclusiones del estudio es que el 67 % de los empleados recurre a la comida como vía para gestionar el estrés o la ansiedad durante la jornada. La falta de tiempo y una planificación deficiente hacen que más de la mitad (52,4 %) reconozca que su dieta se resiente en el trabajo. Además, el 25 % de los encuestados improvisa sus comidas a diario, lo que lleva a elecciones poco saludables, saltarse comidas o comer con rapidez. Aunque un 34 % afirma que una buena alimentación mejora su concentración, solo la mitad cree que sus hábitos actuales son adecuados.

¿Influye el puesto o la edad en los hábitos alimentarios?

La capacidad de mantener una alimentación equilibrada también depende del contexto. Las mujeres y los jóvenes de 25 a 34 años identifican el estrés y la falta de tiempo como los mayores obstáculos para comer bien. En los puestos de mayor responsabilidad, el 61 % de los directivos afirma que no puede hacer pausas regulares para comer, y un 68,9 % se salta comidas por exceso de trabajo o reuniones.

¿Es el teletrabajo una oportunidad para comer mejor?

Trabajar desde casa ha traído algunos cambios positivos. El 59,8 % de las personas que teletrabajan dice haber mejorado su dieta, especialmente gracias al acceso a una cocina propia y a más tiempo para planificar. Sin embargo, también aparecen nuevos obstáculos como el aumento del picoteo, el 46,5 % admite picar más entre horas desde que teletrabaja, una cifra que sube al 62 % entre los menores de 35 años. Además, al reducirse los desplazamientos, también cae la actividad física, lo que puede aumentar el riesgo de sedentarismo.

Integrar la alimentación en las políticas de bienestar, la asignatura pendiente

Aunque cada vez más empresas promueven el bienestar, la alimentación aún no ocupa el lugar que merece. Apenas un 24 % de los encuestados tiene acceso a opciones saludables como menús equilibrados, y más del 80 % afirma que su empresa no ofrece talleres ni asesoramiento nutricional.

Iniciativas como disponer de agua potable (62,7 %), pausas adecuadas (59,7 %) o flexibilidad horaria (56,1 %) son útiles, pero insuficientes si no se acompañan de una verdadera cultura que promueva hábitos saludables. Apostar por la alimentación en el entorno laboral es invertir en productividad, salud y cohesión de los equipos.

El estudio “Hábitos alimentarios en el entorno laboral” puede descargarse en el siguiente enlace